Akira: la generación distópica.
Cuándo una historia te muestra ese nivel de profundidad, donde mientras más la vez, más le encuentras significado, considero que es una buena historia.
Año 1982. Al otro lado del mundo, en la revista Young Magazine, se nos presentaba un manga que se volvería uno de los pilares del sub-género cyberpunk, trayendo la potencial industria del anime a nuevos horizontes: Akira (アキラ), de Katsuhiro Otomo.
A pesar de el cambio que supuso para el mercado estadounidense (y por ende, el del resto del mundo), su legado le pertenece principalmente a la película homónima, la cuál fue dirigida por el mismo autor. Este artículo intentará abarcar ambas lados, tanto el manga cómo el anime, ya que estos de alguna forma pueden llegar a complementarse, dando una idea total sobre lo que la obra magna de Otomo intenta darnos.
Sin mucho preámbulo, hablemos sobre la obra que vio el futuro y marcó nuestra generación.
Sin mucho preámbulo, hablemos sobre la obra que vio el futuro y marcó nuestra generación.
Una de las escenas más míticas y homenajeadas del cine. Probablemente la viste y nunca lo supiste. |
CIUDAD DE NEO TOKYO. 30 AÑOS DESPUÉS DE LA TERCERA GUERRA MUNDIAL (2019 A.D.)
La historia nos sitúa en Neo Tokyo, una ciudad reconstruida de las cenizas de lo que fue una explosión que provocó la Tercera Guerra Mundial. Grandes problemas económicos, políticos y sociales nos muestran protestas masivas y caos desmedido, y es en está situación donde los marginados viven su vida diaria.
Tetsuo Shima y Shotaro Kaneda. |
Kaneda, un adolescente problemático y jefe de una banda de motoristas, y Tetsuo, amigo del antes mencionado con un increíble complejo de inferioridad ante este, se cruzan accidentalmente con un niño bastante extraño, el cual hiere accidentalmente a Tetsuo con sus poderes psíquicos. El Ejercito se fija en este último por tener alguna clase de potencial para manifestar ese tipo de capacidades, así que se lo llevan a un hospital (en realidad, para experimentar con el); y mientras, la Resistencia (una organización opositora ante el gobierno japonés) mueve los hilos para desenmascarar estos experimentos, específicamente el Proyecto Akira. Tetsuo obtiene poderes psíquicos y, dejándose llevar por sus ambiciones, destruye todo a su paso mientras busca la verdadera identidad de Akira, y Kaneda, por su sentido de justicia, intentará detenerlo con todas las de perder. Y así, todos los polos opuestos en esta historia lucharan y se unirán, buscando obtener o detener el poder de Akira, que está más allá de todo lo conocido.
Con está sinopsis, creo que pude resumir medianamente bien de que va la primera mitad de la historia, por que desde mi punto de vista se puede llegar a dividir en dos por un cambio de foco que hay a mitad del manga, el cuál es para bien y le añade mayor valor al peso del argumento.
Los niños esper. |
La sociedad del futuro-pasado.
No sólo hay personajes interesantes con deseos realistas, optimistas y egoístas, si no que hay un mensaje que, aunque en segundo plano, conforma uno de los puntos fuertes que corresponden a la historia: la ambientación.
Kei, de la resistencia. Representación de un manifestante cansado de quedarse callado. |
Y justo en eso, la película destaca...
En mi humilde opinión, la película supera al manga en este aspecto. La presentación de la película es bastante acertada e impecable, mostrándonos desde el principio un bar de mala muerte y dos bandas de moteros en conflicto, junto a la gigantesca ciudad que recae sobre sus cabezas, con edificaciones que cubren el cielo. Vemos toda esa desgracia repasada con colores vivos (y a la vez,
lúgubres) y uno, cómo espectador, siente que todo está jodido. Eso acompañado de una banda sonora bastante artesanal, que cae cómo anillo al dedo en una película que intenta juntar todo lo político de una catástrofe y todo lo espectacular de un desastre.
Eso sin hablar de la animación... ooohh, la animación.
Las ocho empresas más importantes de Japón se unieron para parir toda esa espectacularidad visual, y con una financiación de mil millones de yenes (equivalente a diez millones de dolares), la película rompió todo lo establecido sobre la animación en general. Sí en los anime ochenteros usaban técnicas de animación cómo dejar imágenes estáticas moviendo solamente la boca y el cabello de los personajes para abaratar costos, esta película las hacía un lado y se molestaba en animar hasta la más mínima mota de polvo en todas sus escenas, con una fluidez equiparable a las películas de Disney de aquellos años, pero con un lujo de detalle tan minucioso y sorpresivo, que les voló la cabeza a todos los que la vieron en su época. Sus colores vivos dentro del estándar de esos años donde todo se hacía de una forma más tradicional, trascienden aún más en la noche dónde incluso los animadores buscaron tonalidades jamás usadas en ese ámbito.
2.212 planos. 160.000 dibujos. 327 colores.
Literalmente, es imposible captar todo lo que la película nos muestra la primera vez que la vemos, porque hay tantas cosas moviéndose y tantos personajes conviviendo y reaccionando los unos a los otros que es muy difícil asimilar todo lo que podría decir una sola escena. Y eso es maravilloso, porque se nos presenta en una dirección sublime algo que casi ningún otra película de su época podía o intentaba: hacer sentir a los personajes y el mundo que se nos presenta vivos.
Eso sin hablar de la animación... ooohh, la animación.
Está es la mejor escena de apertura de la historia, y estoy listo
para un duelo de katanas con quién crea lo contrario.
Las ocho empresas más importantes de Japón se unieron para parir toda esa espectacularidad visual, y con una financiación de mil millones de yenes (equivalente a diez millones de dolares), la película rompió todo lo establecido sobre la animación en general. Sí en los anime ochenteros usaban técnicas de animación cómo dejar imágenes estáticas moviendo solamente la boca y el cabello de los personajes para abaratar costos, esta película las hacía un lado y se molestaba en animar hasta la más mínima mota de polvo en todas sus escenas, con una fluidez equiparable a las películas de Disney de aquellos años, pero con un lujo de detalle tan minucioso y sorpresivo, que les voló la cabeza a todos los que la vieron en su época. Sus colores vivos dentro del estándar de esos años donde todo se hacía de una forma más tradicional, trascienden aún más en la noche dónde incluso los animadores buscaron tonalidades jamás usadas en ese ámbito.
2.212 planos. 160.000 dibujos. 327 colores.
Literalmente, es imposible captar todo lo que la película nos muestra la primera vez que la vemos, porque hay tantas cosas moviéndose y tantos personajes conviviendo y reaccionando los unos a los otros que es muy difícil asimilar todo lo que podría decir una sola escena. Y eso es maravilloso, porque se nos presenta en una dirección sublime algo que casi ningún otra película de su época podía o intentaba: hacer sentir a los personajes y el mundo que se nos presenta vivos.
El vórtice a lo desconocido.
Aún a pesar de los muchos puntos positivos que le estoy dando, el manga sufre de dos carencias que impiden la comprensión del público más despistado y desinteresado.
Lo primero, es que hay ciertas cosas que quedan en el aire, sin una explicación muy concreta, dejando muy a la interpretación lo que ha sucedido. Lo segundo es el ritmo, puesto que al menos al principio, se siente que las situaciones van en círculos y no está del todo claro cuál es el punto de todo, pues la primera mitad se encuentra en algún tipo de juego de 'policías y ladrones' dentro de la narrativa.
Ahora, si hablamos de la película, hay que resaltar algo: cuándo está se estreno, el manga no había terminado su publicación (el período en que estuvo activo fue entre 1982 y 1993, saliendo la película en 1988). Tomando en cuenta esto y que las dos fueron escritas y dirigidas por el mismo autor, se puede interpretar que ambas toman inspiraciones una de la otra... pero, aún así, esto es un problema para su adaptación. En sí, se siente que se condenso todo lo que la historia tenía preparada en dos mil páginas en tan sólo dos horas, creando un ritmo que, aunque no es apresurado, es ciertamente difícil de seguir y deja al espectador con la sensación de no haber comprendido la película, a pesar de que está no es complicada realmente. No hay una pausa narrativa donde se pueda procesar toda la información que se nos quiere dar a entender, y es por esto que no se puede dilucidar claramente el mensaje de la película.
Lo primero, es que hay ciertas cosas que quedan en el aire, sin una explicación muy concreta, dejando muy a la interpretación lo que ha sucedido. Lo segundo es el ritmo, puesto que al menos al principio, se siente que las situaciones van en círculos y no está del todo claro cuál es el punto de todo, pues la primera mitad se encuentra en algún tipo de juego de 'policías y ladrones' dentro de la narrativa.
Ahora, si hablamos de la película, hay que resaltar algo: cuándo está se estreno, el manga no había terminado su publicación (el período en que estuvo activo fue entre 1982 y 1993, saliendo la película en 1988). Tomando en cuenta esto y que las dos fueron escritas y dirigidas por el mismo autor, se puede interpretar que ambas toman inspiraciones una de la otra... pero, aún así, esto es un problema para su adaptación. En sí, se siente que se condenso todo lo que la historia tenía preparada en dos mil páginas en tan sólo dos horas, creando un ritmo que, aunque no es apresurado, es ciertamente difícil de seguir y deja al espectador con la sensación de no haber comprendido la película, a pesar de que está no es complicada realmente. No hay una pausa narrativa donde se pueda procesar toda la información que se nos quiere dar a entender, y es por esto que no se puede dilucidar claramente el mensaje de la película.
Pero, ¿cuál mensaje?
En un ámbito más complejo, se encuentra el hecho de que la historia gira en torno a la relación entre una persona poderosa e inalcanzable y una persona débil e insignificante, y las consecuencias que traería el intercambio de papeles entre estos dos. Esto hace que Kaneda pase de ser un líder a una mera ameba, y de pasó, se nos muestra el inminente dolor que acarrea el darle a una mera ameba el poder de un Dios, siendo el ejemplo de esto Tetsuo. Esto lo cambia todo, y forma una relación amigo-enemigo compleja con muchas escalas de grises, donde al final, nos da cierto aire de inseguridad a la hora de hablar sobre quién es el verdadero antagonista de está historia. En sí, se puede interpretar que sólo son victimas de las ambiciones del hombre, con objetivos distintos: Kaneda quiere impedir que Tetsuo obtenga más poder, para evitar que siga destruyéndolo todo y cómo alguna forma de venganza... pero aún teniendo sentimientos por su antiguo amigo; Tetsuo quiere más poder y su hambre no puede saciarse por sus inseguridades, las drogas lo mantienen inmerso en su propio dolor reprimiendo sus poderes, y odia a Kaneda porque refleja su lado más humano y débil, siendo esto la razón por la que busca a su semejante en cuánto a capacidades para llenar su soledad, siendo este el mismísimo Akira.
Y hay que darle un pequeño espacio a ese personaje que le da nombre a la obra: Akira, aquél ente misterioso que, entre el silencio y la gran cantidad de temor que provoca, refleja en cierta forma el horror en la experimentación humana y sus consecuencias. Al final, es sólo una victima más al ser prácticamente un Dios encarnado en el cuerpo de un ser mortal y frágil, y es tanto así, que no hay cabida a la humanidad ni a la consciencia en su nula personalidad. Es energía pura, y todos lo ven cómo un objeto que los podría apoyar en sus ambiciones más que cómo una persona capaz de sentir. Eso es lo triste de este personaje, puesto que al haber obtenido el poder que nunca necesito, no hubo cabida para su identidad; su alma se perdió en el vasto limbo del universo.
Dos caras de una misma moneda. |
El manga barroco.
Y más allá de la historia o los personajes, tengo que resaltar algo igual de importante dentro del manga: el dibujo. Los ayudantes de Katsuhiro Otomo debieron de tener una paciencia y meticulosidad sobrehumana, tomando en cuenta que se nota que al autor le encanta dibujar cada misera ventana de un edificio en algún panel donde cualquier otro mangaka ni siquiera se hubiera molestado en ponerle fondo (y tengo que repetir que hablamos de un manga que se realizó entre 1982 y 1993, donde no habían recursos tecnológicos para facilitar el proceso de hacer semejantes monstruosidades).
En este apartado es bastante detallado en todo sentido, los diseños de los personajes son bastante expresivos, y a su vez, son adecuados para la narrativa, y el uso de los paneles es dinámico y fluido, casi cinematográfico. Además de esto, la obra hace cierta énfasis en combinar lo orgánico con lo tecnológico, diferenciándose de otras obras gracias al estilo tan peculiar que tiene su autor. Con este conjunto de cosas, la obra es un deleite visual donde la inmensidad de una Neo Tokyo decadente se siente, sumado al hecho de que todo se muestra con sorpresiva crudeza, sin peros a la hora de mostrar el poder destructivo de personajes cómo Tetsuo haciendo puré a quien se le oponga, o al enseñarnos el lado oscuro de la humanidad en momentos de crisis, donde por supuesto, la violencia está a la orden. Todo es representado a tinta con un notorio esfuerzo, y eso es digno de ser apreciado.
Para el mercado estadounidense, durante esos años, se quiso lanzar el manga al mercado. pero pasa y resulta que era una época distinta y no era fácil someter a un público acostumbrado a su propia cultura al gusto oriental. Por lo tanto, Steve Oliff fue el encargado de colorear el manga para su distribución en los Estados Unidos (y por ende, muchos otros países).
Cabe resaltar que fue uno de los primeros 'cómics' en ser coloreado de manera digital, por lo que hasta en ese sentido hubo una innovación. Ya diciendo esto creo que estoy lanzando muchas rosas.
En lo personal, siento cierto desprecio cuándo hablamos de mangas a color, pero este en lo particular me parece muy interesante y profesional. No es para menos, ya que fue supervisado por el mismo Otomo. Aunque le da mucho aire de cómic, ciertamente justifica mucho una re-lectura si te viste el manga en blanco y negro, y una lectura primeriza si estás más acostumbrado al cómic occidental.
El fin es una renovación. Es otro comienzo.
Aunque los mismísimos Stephen Spielberg y George Lucas negaron apoyar a la distribución de la película pensando que sería un fracaso, lo cierto es que la película, por su tono maduro y su espectacular animación, Akira fascino a las personas que fueron a verla a las salas de cine, triunfando en Estados Unidos y llamando la atención en todo el mundo... y eso sin hablar del formato casero, ya que la rompió en ventas cuándo salió su versión en VHS.
Matrix, Chronicle, Inception, Stranger Things... mientras más te fijas, más sorprende la influencia que generó en la cultura popular. Nadie podía siquiera intuir el impacto cultural que está generaría, e incluso, podría llegar a considerarse un fenómeno. Abrió las puertas para que el público occidental aceptara el anime y toda la cultura japonesa, y eso es algo de agradecer, puesto que si no fuera por ello una infinidad de historias no serían contadas de la misma manera. La cantidad de homenajes y referencias no podrían contarse, e incluso, curiosamente, se le atribuye el haber predicho los Juegos Olímpicos 2020 en Tokio y nada más y nada menos que el virus COVID-19.
Matrix, Chronicle, Inception, Stranger Things... mientras más te fijas, más sorprende la influencia que generó en la cultura popular. Nadie podía siquiera intuir el impacto cultural que está generaría, e incluso, podría llegar a considerarse un fenómeno. Abrió las puertas para que el público occidental aceptara el anime y toda la cultura japonesa, y eso es algo de agradecer, puesto que si no fuera por ello una infinidad de historias no serían contadas de la misma manera. La cantidad de homenajes y referencias no podrían contarse, e incluso, curiosamente, se le atribuye el haber predicho los Juegos Olímpicos 2020 en Tokio y nada más y nada menos que el virus COVID-19.
No caben dudas de que Akira marcó la historia. Calcular lo influyente que ha llegado a ser es imposible, puesto que infinidad de obras de un montón de autores nacieron agradecidas y rinden tributo a la obra magna de Otomo. Es una cita obligatoria para todo aquél que ame la ciencia ficción, y aunque no me parece un buen manga para comenzar a leer por lo extensa y enredada que puede llegar a ser su narrativa, al menos la película puede servir cómo un primer paso ante esta majestuosidad de más de dos mil páginas. Una muestra de que lo antiguo no tiene porque envejecer.
Manga: 9/10
Definitivamente, una obra de culto. No es perfecta, pero le falta poco para serlo. Totalmente recomendada si eres fanático de la ciencia ficción, de las historias diferentes y de las lagunas mentales que estás te puedan dejar.
Película: 8/10
Bastante cuidada y con una narrativa algo atrapante, la adaptación cobró una importancia trascendental y es un clásico en toda norma. Recomendada si te gusta el anime más clásico y si quieres tener cierta cultura popular.
Película: 8/10
Bastante cuidada y con una narrativa algo atrapante, la adaptación cobró una importancia trascendental y es un clásico en toda norma. Recomendada si te gusta el anime más clásico y si quieres tener cierta cultura popular.
Ah, para quién le interese, la cantante Grimes hizo un vídeo músical dedicado a hacer referencia a esta imagen de aquí arriba. Imagínate ser hijo de ella y Elon Musk. Serías un ser perfecto. |
Nota: hoy, 17 de marzo de 2020, día que publique originalmente este artículo, irónicamente, ha sido el día que se le venció la licencia a Kaneda. Todo parece ser obra de las leyes de la causalidad.
Interesante la historia
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